Aquel 26 de junio pensaron que los mataban y también a sus sueños, pero, lo sembraron. Y Darío y Maxi vuelven a nacer todos los dias en las barriadas populares, en cada 26, en cada puente, en cada pibe y en cada piba que tiembla de indignación ante las injusticias, que organiza su rabia y sale a pelear para dar vuelta la historia, para construir la vida digna.
Muchas y muchos nos comenzamos a agrupar por ellos, comenzamos a formar una identidad que nos representa, llena de solidaridad, de ideas y convicciones dignas.
Nos resulta alentador multiplicar sus ejemplos, mantenerlos vivos, en nuestras actividades diarias, en la lucha, construyendo el mundo que anhelamos. Uno con verdaderos lazos sociales, sin injusticias ni opresiones.
Aunque nos parezca lejana aquella fecha donde nos arrebataron a Dario y Maxi, el contexto actual nos recuerda que ellos están en cada rincón y que es necesario repetir y llevar sus acciones a toda la sociedad, para que se palpe de nuestra convicción, de nuestra lucha, organización.
Es necesario hacer conocer la sociedad en la que queremos vivir. Es necesario que como juventud reflexionemos y a la vez accionemos, que ante la avanzada de la derecha nos encontremos para resistir y para crear.
Es nuestro deber social, no solo los recordamos, también hacemos, apostamos al trabajo, aquel que nos recuerda a las ideas del Che, donde no vamos a vender nuestra fuerza de trabajo, si no que nos solidarizamos con la necesidades del pueblo.
En tiempos de hambre, de ajuste, despidos, de persecución y represión, en tiempos donde lxs pibxs son asesinados en manos de la policía es imprescindible le continuar su lucha y sus sueños, llenos de alegre rebeldía para construir por un mundo donde todxs seamos libres!
