3 de junio de 2018

Este #3J y todos los días

 

Este #3J y todos los días: 
Nos mueve el deseo de cambiarlo todo: ¿Qué hacemos con el patriarcado que esta enquistado dentro de nuestra organización?

En primer lugar nos es fundamental aclarar que no estamos a favor de ningún tipo de violencia que sea perpetrada por acción directa del poder de unx sobre otro u otra. Nuestro horizonte socialista es feminista y eso es una sociedad donde seamos humanamente iguales y socialmente libres. Entendemos también, que la violencia es la herramienta de nuestros opresores: el hambre, la desocupación, la falta de vivienda, la represión policial y estatal, la falta de justicia, de acceso a la educación y a la salud es violencia. Pero no somos inocentes. También sabemos que la resistencia y la lucha no se logran con la pasividad. Así como entendemos que no es lo mismo defenderse de un violento o violentos, que ser violentas. Porque la violencia nace de una relación desigual, desfavorable para lxs oprimidxs y privilegiada para los opresores.
En este caso, vamos a analizar esa violencia silenciosa (y no tanto), naturalizada que nos ha perpetrado durante siglos, el patriarcado. Creemos que no podemos darle ni un “tantito así” de lugar al patriarcado, siendo una de las formas con mayor trayectoria histórica de dominación y opresión contra las mujeres. Es en este proceso de organización que reconocemos la doble carga de explotación y exclusión como mujeres, lesbianas, trans y travestis.
En primer lugar, entendemos que es nuestro desafío como organización, acuerpada por mujeres, lesbianas, travestis, trans y varones, no reproducir las estrategias de abuso de poder, no repetir las formas patriarcales en la forma de militar o conducir. Somos militantes que entendemos también la importancia de pensar una organización cuyas/os integrantes no tengamos que defendernos por la agresión, la humillación o la opresión de un par, sino organizarnos para hacerle frente a la violencia de los enemigos comunes: el capitalismo, el imperialismo y el patriarcado.
En segundo lugar, aclarar que seguimos siendo las mujeres, las lesbianas, travestis y trans las que vivimos la violencia cotidianamente, como forma de opresión y dominación y que por ende somos las mujeres, lesbianas, travestis y trans quienes somos asesinadas por violencia machista. Es en este sentido, que vemos fundamental pronunciarnos y generar estrategias para enfrentar esta violencia desde el inicio y en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Nosotras, mujeres, lesbianas, travestis y transgénero que salimos a las calles por todas las injusticias, quienes organizamos el primer paro mundial de Mujeres, quienes inventamos una marea verde que lucha y lucha por los derechos de todas. Quienes nos organizamos hace más de 30 años en encuentros Nacionales de Debate y Organización. Nosotras, protagonistas de este momento y este ahora, somos las mismas que día a día laburamos con nuestras compañeras de los barrios, que acompañamos, nos llenamos de rabia y nos abrazamos mientras las lágrimas explotan el dolor de la opresión. Nosotras, que somos las militantes de la organización, nos dimos la tarea de intentar sistematizar los pasos de este entramado patriarcal que nos violenta.
En ese recorrido, nos hemos encontrado con infinidad de situaciones, muchas veces con los violentos de “este” lado de la vereda, a quien llamamos compañero y con quien hemos compartido luchas y construcciones. Porque no estamos exentxs, porque construimos desde lo aprendido, aunque luchemos día a día para cambiar este sistema que nos oprime y condena. Son muchas las veces que nos encontramos a quien llamamos compañero quien nos violenta ignorando nuestras opiniones, bromeando con nuestra condición de mujeres, lesbianas, travas y trans. A veces son “compañeros” quienes son denunciados por violencia por sus parejas o ex parejas.
Somos conscientes que somos nosotras también quienes reproducimos el patriarcado en nuestras formas de vivir, de hablar, de comunicarnos. De convivir.
Hace 15 años que venimos construyendo poder popular en los territorios, creando escuelas, trabajo digno y sin patrón, formándonos continuamente. Y entendimos, en ese recorrido, que es necesario repensarnos, de-construirnos y cuestionar el lugar que la sociedad nos tiene asignado. Creemos que no solo es necesario visualizar el problema, sino ponerle el cuerpo y el corazón para crear una sociedad sin opresorxs ni oprimidxs.
Entendemos que es necesario crear nuevas formas de comunicarnos, nuevas formas de vernos nosotras, aprendimos eso acompañándonos, escuchándonos, dando calor a nuestras voces. Somos las protagonistas de nuestro cambio, somos quienes pensamos nuestro futuro, lo soñamos y lo vamos haciendo realidad en cada lucha y en cada victoria.
Hoy, en un contexto que nos encuentra en las calles, a punto de lograr que se apruebe la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso, a un día de tomar nuevamente las calles en una nueva movilización exigiendo NI UNA MENOS, con mucho orgullo y emoción, podemos anunciar la puesta en práctica de un “Protocolo de acción frente a la violencia machista en nuestra organización”.
Es un primer paso. Es una semilla que plantamos. Es desde donde queremos continuar esta intensa lucha. Porque entendemos que es HACIENDO que podemos construir. Podemos equivocarnos, seguramente debamos seguir revisando cómo seguir, agregar y quitar, reescribir. Y lo haremos. Porque es ahora, es hoy el momento. Hace 15 años comenzamos a reescribir nuestra historia como organización. Y en eso seguimos, porque sin feminismo, no hay socialismo posible.
Por todo esto hacemos público el CUADERNO DE ACUERDOS ANTE LA VIOLENCIA MACHISTA: intentamos aportar desde aquí una mirada, una palabra para encontrarnos en el camino de lucha.
Tenemos como premisa alentar a las mujeres, lesbianas, travestis y trans, dando lugar para que estas sean escuchadas y como PRIMERA MEDIDA INMEDIATA, OPTAMOS CREERLE A LA COMPAÑERA. Vale aclarar también que nuestras energías y prácticas están dirigidas a empoderar, acompañar y ayudar a la compañera en situación de violencia.
Lo que hacemos con el varón violento- que consideramos puede “modificar” su postura, o tiene voluntad de hacerlo-, entendemos que es una cuestión importante a abordar, pero que hoy debemos centrarnos en las compañeras. Por el momento y la situación en la que quedan las mujeres lesbianas travestis y trans, definimos garantizar su bienestar físico, mental y emocional de manera inmediata y pensar estrategias a largo plazo para desterrar estas prácticas en nuestra organización.
Esto nos lleva a pensar un protocolo común, para encarar estas situaciones.
Estamos convencidas que este protocolo no tiene posibilidad de ser llevado a cabo sin atravesar todos los ámbitos: creemos fundamental la formación, los talleres, las lecturas y las charlas en las instancias orgánicas para poder avanzar en una vida digna y libre de violencias. Creemos que es una problemática colectiva, por lo que se hace imprescindible que no seamos solamente las compañeras feministas las que tomemos este protocolo como una herramienta para encarar las situaciones de violencia, sino el conjunto de TODXS LXS COMPAÑERXS MILITANTES. De no ser así se estaría cometiendo el grave error de considerar que este es un asunto solamente nuestro y no como una problemática de la sociedad que queremos transformar.
Es fundamental apoyar y acompañar a la compañera en sus decisiones: separarse de una pareja violenta es un camino muy largo y principalmente MUY doloroso. Además no es menor aclarar que el proceso de salir de las relaciones violentas y de “empoderamiento” (este término se refiere a la recuperación de la autonomía en la toma de decisiones en el ámbito privado y social. La toma de conciencia de la propia dignidad como personas) es personal y por ende en cada compañera toma distintos plazos de tiempo.
Cuando una compañera denuncia (expresa, cuenta, denuncia ante la ley, nos informa, etc.) algunos de estos tipos de violencia, es necesario que tomemos algunas medidas en pos de romper con el círculo de la violencia y posicionarnos como organización junto a nuestras compañeras. Para eso tenemos que definir qué hacemos con el violento. Creemos que muchas veces no es lo mismo con varones que tienen un recorrido, con quienes tenemos cierta confianza política, que compas que se suman y no tienen un proceso en este sentido. Por otro lado y fundamentalmente hay que contener a la mujer, lesbiana, trans y travesti, tratar de ayudarla entendiendo que muchas veces, cuando hay de por medio una relación sexoafectiva, la separación con el violento no es posible.
Otra cuestión importante es comprender que si bien el proceso es individual, creemos que es solo colectivamente que podremos modificar la realidad. Esto nos lleva a realizar acciones colectivas que aporten a la construcción de una identidad nueva. Somos seres sociales, aunque nuestras decisiones a veces sean individuales. Por ello es fundamental crear espacios colectivos de mujeres, lesbianas, travestis y transgénero para poder acompañar este proceso, ya sea en la parte legal o psicológica. Crear redes con otras, con centros de salud u organizaciones hermanas. No quedar aisladas, no encontrarnos solas.
También entendemos que lo personal es político, pero que muchas veces el recorrido es largo y tiene idas y vueltas. Estamos dispuestxs a encararlo. Es una tarea agotadora, precisa y contundente. Sabemos que la realidad no es lineal, cada proceso es distinto y para todos ellos nos comprometemos a generar estrategias.
No estamos solas, y por sobre todas las cosas, estamos organizadas.

Link Cuaderno de acuerdos en plataforma pública:https://issuu.com/frentepopulardariosantillan/docs/cuaderno_de_acuerdos_ante_la_violen/4